Cuando paseamos por la naturaleza es fácil sentirse envueltos en esa aura sutil y sagrada que emana de ella,
como de todo aquello que manifiesta claramente su Esencia.
A nosotros, los humanos, nos cuesta mostrarla, porque la tapamos bajo
montañas de condicionamientos y de conceptos. Somos seres confusos y complejos
a los que nos cuesta desprendernos de nuestras ideas, deseos y temores y vivir
sencillamente en unión directa con los hechos.
Reconocemos el mundo
sensorial a través de los sentidos, tocando, oyendo viendo, oliendo... etc. Pero eso que
experimentamos sensorialmente es variable, transitorio y sujeto a cantidad de condicionamientos que hacen que
lo interpretemos de una u otra manera, según la calidad o el
estado de nuestra mente. Así que cualquier experiencia, placentera o dolorosa
es temporal y subjetiva, y terminaría en ese mismo instante, de no seguir
re-creándola a través de la memoria.
En lo relativo al mundo de las ideas y a la imaginación, hay un filón que puede no tener fin, pues el
pensamiento puede alimentar y dar realidad a la imaginación en una continuidad
sin fronteras, y mantener entretenida a la mente buscando tantas
interpretaciones a los sucesos, como se quiera imaginar, tengan o no tengan
nada que ver con los hechos reales. De ahí su poder de seducción y lo
complicado de poner freno a tanto parloteo mental.
Así que es cuando comprendemos que todas
esas sensaciones, pensamientos o emociones que experimentamos, se produce en un
área de nuestra Conciencia en donde las cosas van y vienen, sujetas al cambio y
a la trasformación constante, es cuando descubrimos que más allá del espacio del cuerpo
y de la mente permanece nuestra Esencia como testigo de todo ello, Conciencia a- temporal que lo constata.
Presencia y Amor que se refleja en toda la creación.
¿ Y como ir más allá del cuerpo-mente?
Dice Nisargadatta : “Para ir más allá del cuerpo debe
de estar sano, para ir más allá de la mente, debe de tener su mente en perfecto
orden. Usted no puede dejar un desorden detrás e ir más allá. Él le anegará
como una ciénaga. (Nisargadatta)
Por ello mantener el cuerpo saludable nos demandará
algunas medidas inteligentes que colaboren a ello, como puede ser una
alimentación sana y equilibrada, ejercicio y estilo de vida adecuado.
La respiración y la relajación serán las
que ayuden a poner las bases de una mente sosegada que calme y reconduzca las energías dispersas
y ajusten nuestro ritmo de vida a nuestras posibilidades, porque la mente, que
es esa área en donde se producen las ideas y
las emociones, es el ovillo en el que nos enredarnos.
Y por eso, para empezar a deshilvanarlo, vamos a necesitar
de una recta indagación que nos muestre como salir. Y hemos de salir por la
misma puerta que hemos entrado. Hemos entrado al habernos identificado con
nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, alimentando la idea de un yo y de un “otro”, así
que ahora tocará des-andar ese camino y dejar atrás todos esos concepto para dar cabida
al vacío que se presenta en cuanto los traspasamos.
Y la belleza de laVida consiste en eso, en
el fluir de la energía que no conoce barreras entre los seres,
porque todos somos parte, lo reconozcamos o no, de la misma Esencia.
Por eso igual que nos hemos quedado prendidos de una forma, de un
nombre, de una historia, hemos de des-prendernos de ella, para quedar siendo,
sencillamente la Esencia que la sustenta.